Una y otra vez, tropezamos en las notas de Duchamp con esa sensación de júbilo de una mente que se ha liberado de toda atadura; una mente que juega a un juego de su propia invención, cuya resolución se pospone indefinidamente.
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La libertad para hacer cuanto se le antojara fue sin duda uno de los motivos principales, si no el motivo principal, en la vida de Duchamp, pero ¿acaso veía el arte meramente como un medio de conseguirlo? Vino a decirlo en varias ocasiones y solía hablar con desdén de los egos excesivos de artista y de la “religión del arte”.
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A pesar de que Duchamp solía ver a Gris muy a menudo, se mantuvo alejado de Picasso tanto entonces como más tarde, quizás porque valoraba en mucho su propia independencia.

Calvin Tomkins, Duchamp