Lo que resta del tiempo
(a mi padre)
Este año tampoco sentirás al río desbordarse
ni hablaremos de la Serie Mundial ni escucharás
a mis hijos creciendo por el patio.
Lo que resta del tiempo seguirás dormido.
Tal vez a finales de marzo soplen vientos del norte
y tus ojos se abran para que veas, por un instante al menos,
cómo es la vida terca sin tu amor.
Francisco Hernández, “Lo que resta del tiempo”, Las gastadas palabras de siempre