"Os entrego este librito, no como un lente para ver a los demás, sino como un espejo”
Georg Christoph Lichtenberg
Lo visible es un adorno de
lo invisible.
Roberto Juarroz
1
Que del vasto soneto
apenas quede el brillo
instantáneo de un jaiku.
2
En las arrugas de la almohada
la forma de tu hombro
o de una nube que pasa.
3
De luz las migajas
que picotea
el copetón.
4
Te duermes
y de todos los sueños
te quedas con uno.
5
Cae el maletín
sobre la mesa.
Ulises vuelve a casa.
6
Entre tú y yo,
de todas las estaciones
el verano la más breve.
7
Escondida la luna,
el perro les ladra
a las estrellas.
8
En las botellas despicadas
sobre el muro
brillan mil soles.
9
No a la estrella, sino
al silencio que fugaz deja
a su paso pido un deseo.
10
Coqueta lentejuelada:
tu nombre
también vuela.
11
El horizonte, una luz.
El cenit, un mar.
Y a todo eso llaman azul.
12
Tu mano sobre la página,
la última parte de ti despierta
antes de quedarte dormido.
13
Corre al lado mi sombra,
mi yo de piedra sin deseos,
pesares, ni añoranzas.
14
Escribir para nadie
en un lenguaje secreto,
así como las nubes.
15
Triste recorro un camino
de hojas de secas, hasta
que las arrastra la lluvia.
16
Tras unos minutos,
la adormidera
despierta de su sueño.
17
En medio del apagón
me levanto del sofá como
de una bestia dormida.
18
Lenta deja ir los colores,
al compás de la luz,
la orquídea sobre el muro.
19
Hoy al tender la cama
te demoraste alisando
esas caprichosas arrugas.
20
Un día entiendes ese koan
sobre el sonido de un aplauso
con una sola mano.
21
Infranqueable, hoy,
esa puerta que un día abrí
con una llave de juguete.
22
Ingrávido, el pájaro hace
inclinar la rama con
sus patas de dinosaurio.
23
Dos truenos grises
y luego, hermanados,
la luz y el silencio.
24
De estar escondida
atrás de los cerros
vuelve la lluvia.